La siesta - 21 de marzo -
En esa siesta
recuperé olores, tibiezas y soles,
para reposar como la sombra del árbol,
para recuperar el aliento de la dicha recuperada,
para abrazar intimamente
la sonrisa que me recrea.
En esa siesta,
me abracé al silencio,
para decorarlo con sueños
que pintan los albores de ti,
tu, hombre que me haces feliz
porque has reconocido la poesía de la siesta,
con ese rayo inconfundible,
de luz serena, clara y tibia
que reza desde el sur,
agasajarme con patios
para jugar al silencio
en la hora de la siesta.
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