Fachada - 23 de abril -
Creo en lo imposible
porque lo posible se nutre de versos.
Versos
que son de miel
pero también de llantos de aurora.
Creo en lo imposible
porque mismo desde el suelo brotan
esas fachadas de immuebles
con digno y prolijo estilo.
Creo en el devenir de los posibles
ya que lo imposible es solo una etapa
en la que se gesta
mansa y con redundancia
cada verso que implora por salir y expresarse.
Lo imposible no es ese cielo azul
ni el alquitrán de la calle.
Sólo mora
en las almas que no creen.
Ya hace mucho que elegí creer,
vaya a saber cuando ese perspicaz antojo
o necesidad colonizó mis células.
Creer forma parte de mi genoma
y lleva la misma fuerza con la cual mis
ARN mensajeros replican sus proteinas.
Mis estructuras estan embebidas
de esto que es "CREER",
verbo al cual no adobo en una palabra
que casi no quiero pronunciar
y que actuaría como objeto directo de la sintáxis.
La vida humana de las especies
es mucho más vasta que esa mera manera
de construir una frase
y es ella mi MAXIMO ideal.
La vida que reconoce consciencias,
mismo en su nivel inmaterial.
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