Dulzura - 17 de mayo -
Con la suavidad logramos milagros.
Qué hace que a veces esa suavidad, en ciertas relaciones, se chispotea?
Dónde queda la fragilidad del instante,
en el cual debieramos simplemente
estar
sin pedir nada a cambio?
Por qué la exigencia no es dulce?
Simplemente,
porque no respeta los límites del otro.
No podemos forzar ninguna evolución,
ningún camino del otro...
Cada uno de nosotros tiene un libre albedrío,
para asumir en plena libertad ? Ya no lo sé...
El tema de la libertad es totalmente arbitrario,
a veces,
y aquí hay un oxímoron total entre esos dos estados,
pero lo siento así
porque a veces me digo que depende de un contexto X,
que es diferente para cada uno de nosotros.
Me gusta lo que dijo un teólogo, cuyo nombre no conozco :
"Ne demande pas à l'autre qui tu es, et qu'est ce que tu fais, mais qu'est ce que la vie a fait de toi".
Es mucha mas compasiva esta forma de ver y me parece que toma en cuenta la complejidad de la vida con todas sus variables.
Y en esta complejidad de la vida, lo que es absoluto se torna relativo, justamente por la existencia de las diferentes variables.
Y si,
vasto tema el de la libertad.
Si puidiésemos a todo momento promover más y más dulzura,
llegariamos a esa libertad
tan anhelada?
Kommentare