La tierra - 19 de enero -
La mano que labra la tierra
es aquella para quien el don
forma la columna vertebral de su existencia.
Labrar la tierra
con la mano del esfuerzo,
le otorga a este
un dinamismo de reyes,
ya que la supremacía máxima de la bondad
está en el dar.
Esa mano me alienta
ya que en ella encuentro la mansedumbre.
La obra a través de las manos
es el fruto que no declina la esperanza,
ya que en la germinación,
todas las intenciones
impregnan el tiempo
en un decir de gestos.