Terraza soleada - 7 de enero -
Crecí entre soles y lunas
descampadas y no tanto,
arenas blancas
y suaves planicies,
donde las dunas aún pronuncian tu nombre.
Crecí entre rumbos,
buscando esa paz
que solo alberga la siesta soleada
porque cobija el sueño
del "dolce far niente",
a las orillas del mar.
Cuando seguí creciendo
la siesta se hizo cada vez más diáfana
porque mas escasa.
Esa luz
que habita ese rincón del mundo,
corresponde
a las terrazas de la merienda
en donde niños se hicieron adolescentes,
y hoy buenos adultos
acuden a la merienda con sus hijos.
Las generaciones brillan
en la estampa dorada
de esa plegaria
que honra
al recuerdo.